En realidad, dos libros en uno. Deberían haber sido dos libros distintos. Por su temática, por su extensión… Pero la editorial, Comuniter en este caso, convino en que se editaría bajo el mismo soporte, la misma aventura literaria. Fue mi segunda novela bautizada como “El viejecito de zapatos rojos”. En ella, un simpático diablillo purpurado campa por las calles de Madrid a la búsqueda de almas que comprar. Como en un moderno y redivivo Fausto. En un lenguaje de pura sátira, se narran al detalle las aventuras y las desventuras de personajes fácilmente identificables. Personajes que recuerdan a los Bárcenas, M. Rajoy y otros. Es la historia de una corrupción que, años más tarde, se bautizará con un apellido resonante y germanófilo. Es un libro para sonreír, y aún carcajear, muchísimas veces mientras se leen o recuerdan pasajes. Con una extensión de
206 páginas, las dos partes de la novela: El viejecito de los zapatos rojos y la milagrosa transmutación de Amaya y Lorenzo es una pieza que se lee entre sonrisas, carcajadas y adelantando el futuro.
“Otros cuentos inmorales”, es una colección de novelas cortas que discurren alrededor de los pecados capitales básicos con versiones actuales, cometidos con el mundo actual. La última historia, la octava, es la propia resultante del hilo argumental a lo largo de uno de los recorridos más preciosos del Camino de Santiago: de Astorga a la capital gallega. Las siete historias narradas a la manera de Canterbury o del Decamerón, están ambientadas en varios países distintos. En ellas se habla de la pereza, soberbia, gula, avaricia, envidia, ira o lujuria. Este libro insertado en el anterior consta de 132 páginas densas y de una frescura intensa de 40 líneas por página.