COVID19: EL AÑO QUE MORISTE DOS VECES
Una muerte, una quiero
que no dos. Me pertenece
la que la vida reclama,
la esperada, la de siempre.
La que conforta otra mano
querida, el murmullo leve
de un adiós, el beso tibio
que sabe a sal, que se atreve
con el rostro yerto, a punto
de un viaje final que quiebre
el camino que empezó
ayer y que hoy parece
terminar. Alguien no ha muerto
rodeado de sus gentes.
Solo, aislado, vencido
por la ausencia, las dos veces.
Alguien que buscó otra mano,
que quiso un beso en la frente.
Alguien que tuvo silencio,
silencios de los que duelen.
Sin funeral, sin amigos,
nadie que dice quererte
contempla absorto tu gesto
en un sepelio inexistente.
Septiembre 2021
